24 octubre 2009

La Rueda de la Vida

Palabras.
Escribo palabras.
Mis pensamientos, mis sentimientos, mis hechos.

En medio de la noche, suenan charangos y quenas en la música altiplánica que elegí para escribir.

Tiene un dejo nostálgico el sonido de la quena, llega directo al corazón y en sus alas vuelo lejos, en el espacio y el tiempo … me dejo llevar, paso por Valdivia, vuelvo a Santiago y de allí voy a Las Cruces, balneario cercano a San Antonio … lugar en el que los pinceles dibujaron atardeceres, en que las olas llegando a la orilla acompañaron almuerzos tranquilos; lugar que guardaba secretos de otro tiempo, allí los busqué parado en las rocas humedecidas de sal, en antiguas casonas resonaron pasos de una historia con otros personajes; allí penetré en tu mundo recordado, mirándome mirarte, allí tus espaldas recorrí buscando alguna huella del karma compartido, allí crucé laberintos apretando tu cuerpo, abriendo caminos que debíamos penetrar, allí fuimos buscándonos, y el dolor del cuerpo dijo basta, por ahora es suficiente, ya lo vivimos todo, ahora hay que aquietar el movimiento, suavizar las manos, humedecer la piel, buscar el camino que nos lleve al lugar correcto … y seguir …

Seguir el camino por el tiempo que quede, tal vez no encontremos juntos la puerta que el tiempo ya borró, tal vez, el acantilado sigue donde mismo, tal vez nunca volvamos a su huella perdida, tal vez, tal vez, … ya se cruzaron las huellas, ya los caminos volvieron a alejarse, uno hacia el mar lejano, el otro hacia el desierto amplio y soleado, se escuchó una voz emergiendo de las olas, me envolvió mientras mis brazos iban al cielo – en busca de consuelo -, mis pies firmes sobre las rocas golpeadas por olas milenarias, mis ojos mirando otro tiempo, siguiendo la caída al precipicio de una mujer que asomó entre brumas diciéndome sordas palabras al oído, mientras su sombra iba perdiéndose den el fondo del oscuro azul, sus brazos agitándose como en una despedida, o ¿una bienvenida?; hoy otros brazos le tienen temor a esas aguas, y sus voces me gritan, me llaman a esta realidad, tal vez con cierto temor de esas profundidades húmedas; el viento me envuelve, estoy en esas orillas como si fuera ayer, el tiempo se detiene, mis brazos se alargan hacia el sol, mi voz grita tu nombre, grita otro nombre, y el eco va hacia el fondo buscando el ayer, ese tiempo de trenes dejando una estela de humo atrás, así va quedando el recuerdo, cayendo al suelo, desapareciendo, envolviéndose en las aguas que alcanzan mis pies, recordándome que todo está presente, el ayer y el ayer de entonces, todos los ayeres están presentes hoy … como si el tiempo no pasara y se quedara para siempre con nosotros.

Como si el tiempo no pasara o fuera como una rueda que en un nuevo giro vuelve a pasar por el mismo lugar, repitiéndose hasta la eternidad …

… si es así, en una nueva vuelta te encontraré nuevamente, con nuevo rostro, en medio de un sol diferente pero junto a las mismas rocas, al mismo mar que un día te hizo dormir y te acunó, hasta que pasado un tiempo te desperté del sueño en que estabas envuelta y así, me despertaste del sueño que me consumía, para tomados de la mano caminar sobre las arenas de una playa eterna extendida hacia las estrellas, hacia el profundo azul del cosmos, hacia alguna de esas estrellas cuna de nuestros encuentros y desencuentros en estas orillas del tiempo.

A través del tiempo viviendo en los más insospechados parajes y con mil ropajes distintos, nuestros pasos se han cruzado, en encuentros misteriosos, en las altas cumbres, a la orilla del mar, junto a ríos eternos, en medio del bosque, en las lejanas cuevas del oriente; cada encuentro en paso más acercándonos a la meta. Al inicio éramos Uno, ante la Creación de mundos insospechados, de profundas sombras y dolores, como de soles multicolores y sones armoniosos; allí estábamos ante Él, desde allí bajamos cada cual por caminos distintos, con la posibilidad de ir encontrándonos.

Así te encontré … sin saber quien eras ni quien soy, un fortuito encuentro en este tiempo del fin de los tiempos de esta humanidad, que también está dando la vuelta para volver al mismo lugar y tiempo donde ya estuvo. La Rueda de la Vida girando y girando, los seres yendo y volviendo como en un baile cósmico en la gran pista de baile llamada por nosotros Tierra.

Si esto sólo es juego de mi imaginación … ¡bendita imaginación! … que me ha enseñado a mirar más allá de las olas del mar, y observar las maravillas de este mundo, algunas tan a la vista que nadie se da cuenta.

Imaginación creadora de mil mundos que he vivido, recuerdos que vuelven en momentos inesperados; todo es posible, pero hay que salir de la fantasía que envuelve en el sueño de los mortales, hay que abrir el corazón al verdadero Amor y desde allí observar este otro mundo; esta Realidad es más increíble que la fantasía más grande que pase por tu mente, abre los ojos de un modo distinto y verás otro mundo, aquí mismo, compartiendo el mismo espacio, pero en un espacio completamente diferente, ya lo verás …

Despertar, dicen algunos, salir del sueño que nos envuelve … ¿se puede? … ¡SI!