Que pena

Por el que no quiere ver
no se puede hacer nada,
por el que no quiere escuchar
no se puede hacer nada

que pena por aquel que teniendo la oportunidad
cierra los ojos y oídos y no escucha a la vida

hermosa consejera, silenciosa y luminosa
ningún libro te puede contener

si te toca vivir con los ojos cerrados
o creyendo que estás en lo correcto
sin oir los avisos de tu corazón
altanero hoy, encorvado mañana

somos nosotros los que creamos lo que hoy vivimos
no es culpa de los padres, ni de la sociedad, ni de Dios
no es por gracia de ellos nuestra felicidad
solo recogemos lo que hemos sembrado

mira dentro tuyo, alli está todo
el sol, la luna y las estrellas
el agua y el fuego, el oro y el aliento
solo aquieta tu mente y lo verás.

Recomenzar.

A estos paisajes se acerca la primavera, las flores, los sueños de una nueva vida, de un renacer, de un nuevo comienzo, de luz y alegría. Brotes asoman en las ramas aun desnudas, es la vida en su eterno caminar.

Asimismo, asoman esperanzas de nuevos entendimientos, del pasado brotando por nuevas vertientes, que al fin y al cabo son las mismas. Los orígenes son siempre los mismos, aunque a veces los olvidemos, poco a poco asoma la realidad, y la tranquilidad ayuda a retomar el camino discontinuado, a retomar la vida, a revivir en medio de la luz que irradia esperanzas de encontrar el sentido buscado.

No importa lo malo que ocurra, no importan los dolores que nos opriman, todo eso es inicio de nuevos entendimientos, experiencias que siempre nos servirán, claro que mientras estamos en oscuridad es difícil ver, pero no importa, ya vendrá la luz nuevamente.

Ya llegarás ilusión largamente esperada, ya llegarás respuesta largamente buscada, si ... llegarás.

En la forma de un ave, de una flor, de una mujer, de una montaña, de un verso inspirado en la musa que siempre está, en la imagen que borrar no se puede, en las promesas que el viento trae de vuelta, de algún modo misterioso todo vuelve a comenzar.